quarta-feira, 11 de abril de 2012

Sobre a palavra... e no final o abraço também.



"The Gorbals" de Bert Hardy

(Versión en español en los comentarios)


Gosto muito de ir ao sentido das palavras, na poesia, na literatura, até mesmo na simples conversa. São muitas as vezes em que dou voltas às palavras, à sua origem e ao seu significado. Muitas vezes cheguei a dizer aos meus alunos para, em caso de dúvida sobre o sentido da frase, colocarem perguntas à(s) palavra(s). Se é uma negação, uma afirmação, se é composta e de que forma. A beleza está em dar corpo à racionalidade. 
Nós, humanos, temos a tendência em colocarmo-nos, ou apenas no lado da razão, ou somente no lado do corpo (os sentimentos, emoções, sensibilidade). Parece-me que a grandeza reside na capacidade em articular ambas. Que tem a sua dificuldade. A nossa parte animal impele à reacção imediata: chama-se sentido de sobrevivência. Quando se centra no racional, pode-se ficar num intelectualismo perigoso, que esquece o quotidiano, o toque do sentir. Dar corpo à palavra poderia ser essa capacidade de articulação dessas duas dimensões tão nossas. A palavra é a razão, o seu sentido mais profundo em nós seria a encarnação da mesma. Também por isso dou muitas voltas ao prólogo de S. João: “No princípio era o Verbo. (...) E o Verbo fez-se carne e montou a sua tenda no meio de nós” (Jo 1, 1.14). A Palavra que constrói a morada carnal na humanidade. É o contínuo jogo entre a razão e os sentimentos. 
O Humano é chamado à Palavra e ao Abraço.



1 comentário:

  1. Sobre la palabra... y al final, también el abrazo.


    Me gusta mucho ir a los sentidos de las palabras, en la poesía, en la literatura, incluso en la simple charla. Muchas veces doy vueltas a las palabras, a su origen y a su significado. Muchas veces decía a mis alumnos para, en caso de duda, hacer preguntas a la palabra. Si es una negación, si es compuesta y de qué forma. La belleza está en dar cuerpo a la racionalidad.

    Nosotros, humanos, tenemos la tendencia en ponernos solo en la razón o solo en el cuerpo (los sentimientos, emociones, sensibilidad). Me parece que la grandeza está en la capacidad de articular ambas. Que tiene su dificultad. Nuestra parte animal impele a reacciones, al inmediato: se llama el sentido de sobrevivir. Mientras que cuando uno se centra en el racional, se queda en un intelectualismo peligroso, que olvida el cotidiano, el toque del sentir. Dar cuerpo a la palabra podría ser esa capacidad en articular estas dos dimensiones tan nuestras. La palabra es la razón, su sentido profundo en nosotros sería la encarnación de la misma. También por eso doy muchas vueltas al prólogo de San Juan: "En el principio era el Verbo. (...) Y el Verbo se hizo carne y montón su tienda entre nosotros" (Jn 1, 1.14). La Palabra que construye morada carnal en la humanidad. Es el continuo juego entre la razón y los sentimientos.

    El humano es llamado a la Palabra y al Abrazo.

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